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Madres de la Candelaria
"En Colombia, donde “el pasado no pasa” porque la guerra no termina, el culto a la memoria es mucho más ambiguo que en estas memorias ya consumadas, puesto que puede cumplir una función liberadora, pero puede también producir efectos paralizantes sobre el presente."







Sánchez Gómez, Gonzalo. “Guerras, memoria e historia.”



Madres de la Candelaria, Línea Fundadora

El ejemplo lo tomaron de las Madres de Plaza de Mayo, ese grupo de mujeres, madres y abuelas que salían a marchar en Argentina para saber el paradero de sus hijos y nietos desaparecidos. Solo que esto es en Colombia, en Medellín, y las que salen son madres también, abuelas, que se asociaron para hacer una voz más fuerte. Se agrupan todos los miércoles en la Iglesia de la Candelaria –de ahí el nombre– para exigir una respuesta. Una respuesta para los miles de desaparecidos de las guerras civiles, secuestrados por paramilitares, guerrillas y grupos militares que sangran a Colombia.
“¡Los queremos vivos, libres y en paz!,” gritan María Elena Toro y las demás madres mientras caminan en círculos frente a la Iglesia de la Candelaria, en el bullicioso centro de Medellín, la segunda ciudad de Colombia con más de dos millones de habitantes. Como todos los miércoles al mediodía, protestan por sus hijos desaparecidos, de los miles y miles que hay en Colombia, donde la sucesión de guerras civiles ha tornado a la gente temerosa y a las víctimas invisibles.


“¡Basta ya de secuestros y desapariciones! ¡Ven, haz algo, di algo, para que no te toque a ti!”, repiten las madres a coro. Con sus camisetas blancas y sus consignas sentimentales, ellas se han hecho oír: “¡Nos duele la maldad de los malos, pero más nos duele la indiferencia de los buenos!”

Las primeras madres que salieron a marchar, hacia fines de 1998, fueron las de soldados y policías secuestrados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC). Luego se les unieron algunas madres de desaparecidos secuestrados por los paramilitares. Al principio, salían de noche vestidas de negro y caminaban alrededor de un gran edificio del centro de Medellín. Al poco tiempo les sonó la idea de seguir el ejemplo de las Madres de Plaza de Mayo, y escogieron el atrio de la Iglesia de la Candelaria, una joya arquitectónica –había sido originalmente la catedral de la ciudad–, para hacer sus marchas. Entonces salieron a pedir para que les devolvieran a sus secuestrados y a sus desaparecidos, al igual que las madres argentinas, a mediodía, todos los miércoles. Así, el 17 de marzo de 1999, nacieron las Madres de la Candelaria.

Son madres de víctimas de todos los actores armados colombianos. De las guerrillas de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional. De los paramilitares, agrupados desde 1997 como Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y de la Fuerza Pública. Para ellas no hay diferencias.

María Elena Toro descubrió a las Madres de la Candelaria casi desde un principio. No ha fallado un solo miércoles en estos ocho años. Ni tampoco su papá, Francisco Antonio Toro, hoy con 88 años, una hija, un yerno y dos nietos desaparecidos.



Las Madres habían crecido con el respaldo del gobernador Guillermo Gaviria (luego secuestrado y asesinado por las FARC), y de la organización no gubernamental Red de Iniciativas por la Paz (Redepaz), que les dio espacio en su oficina. Teresita Gaviria, quien había participado en las marchas de Redepaz de fines de los noventa, con su propia tragedia encima, había llegado también a las Madres de la Candelaria. Su hijo Cristián Camilo, de apenas 15 años, había sido secuestrado por paramilitares en 1998, cuando iba rumbo a Bogotá de vacaciones.

Los liderazgos de Amparo y María Elena, por un lado, y de Teresita, por el otro, se hicieron fuertes, y el movimiento se rompió. Las madres originales se llamaron Movimiento Corporación Madres de la Candelaria, Línea Fundadora, y en su presidencia se han alternado María Elena y Amparo. Un tiempo después, las segundas fundaron la Asociación Caminos de Esperanza, Madres de la Candelaria, bajo la conducción de Teresita.


Bibliografia:


* SURCOS en América Latina © es una publicación de Fundación Síntesis (www.fundacionsintesis.org) con sede en Santiago, Chile. Se prohíbe la reproducción total o parcial del contenido de esta revista sin citar a la fuente.

Escrito por Un reportaje de María Teresa Ronderos (Surcos en América Latina *)

Domingo, 01 febrero 2009 00:00

http://www.laprensagrafica.com/index.php/internacionales/mundo/15275.html